Alguna vez conté que, mientras estaba en mis años sabáticos como esposa expatriada, dedicada full a las niñas y a tomar café con mis futuras nuevas amigas, una peluquera muy cool me preguntó a qué me dedicaba, y como me dio vergüenza decirle que en verdad era dueña de casa, le dije que era blogger.
Las mujeres de mi edad crecimos con el mandato del éxito familiar y laboral. Tenemos que destacarnos en todo. Crecimos para liderar. Por eso, cuando un día en el trabajo alguien te dice que eres "muy buena pero muy cara", lo más probable es que tu autoestima se vaya a la mierda. A mí me pasó.
Todo lo que me daba seguridad se esfumó. Tanto tiempo pensando en emprender, en concretar proyectos profesionales personales, sacando cuentas. Yo había decidido no renunciar a pesar de que me moría de ganas. Lo gracioso es que una vez que hice el duelo y asumí que no era una cagona sino una persona de esas que estan OK en la famosa comfort zone, me llegó el sobre azul.
Despedida yo, que llevo 20 años rompiéndome el alma, aprendiendo y enseñando al mismo tiempo, que he viajado por el mundo y he conocido a referentes de la industria, que soy la reina de los proyectos, la diosa del branded content...? Sí, yo. La súper editora multi influencer around the world. Pa la casa.
Por suerte en este caso mal de muchos, consuelo de sabios. El mercado editorial está en crisis y todos sabíamos que tarde o temprano podía pasar. Y, en honor a la verdad, igual rico que te saquen por cara y no por inepta. A las empresas generalmente les encanta quedarse con los ineptos. Con los malos que cobran poco y también con los que viven tirando licencia. Son como los must haves de todas las compañías.
Una de las cosas que más me llamó la atención fue la cantidad de personas, agencias y marcas que se contactaron conmigo cuando mandé el mail formal de despedida. Eso le estaba contando el otro día a unas amigas jóvenes influencers de verdad, y me miraron como si fuera idiota: "Tú eres Vani. No eres la editora... eres tú. Da lo mismo donde estés. Eso de que el cargo te coma es súper old school. Pico con el cargo. La gente confía en vos no en la revista".
Se hizo la luz. Por eso a ellas les va bien mientras mi generación todavía las mira en menos. No les dijeron que tenían que ser exitosas en el amor y también en el trabajo. Solo les enseñaron a confiar en ellas mismas. A creerse el cuento. Y tal vez ahí radique la gran diferencia. Después de todo, es como dice Mirtha Legrand: "Como te ven, te tratan. Si te ven mal, te maltratan. Y si te ven bien, te contratan".

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