No recuerdo la primera vez que escuché hablar de la depilación láser. Pero sí el éxtasis que sentí cuando pensé que nunca más tendría que pasar por esa tortura.
No sé si a ustedes les duele, pero para mí es un issue. Sufro. Y eso que mi umbral del dolor es bastante alto. Nivel parir una hija de más de 4 kilos por parto normal. Eso de tener que someterme voluntariamente a que me echen cera caliente y me arranquen los pelos siempre me pareció muy primitivo.
Menos mal que no nací peluda.
En fin. Mi primer acercamiento a la depilación láser fue hace cuatro años. Quería eliminar el bozo para siempre pero me dijeron que no me iba a funcionar porque tenía el vello muy clarito. Entonces dije las axilas, pero resulta que tampoco me lo recomendaron por lo mismo. Así que finalmente fue el rebaje tradicional (cavado en argentino).
Fue hace años y amé la experiencia, porque efectivamente ya no tengo que depilarme tan seguido, pero la palabra 'definitiva' no es real. Al menos en mi experiencia. Todavía necesito un "service".
Desde mi adolescencia hasta hoy se inventaron miles de cosas y es probable que haya probado todas. Las tiras frías, las calientes, el láser, la luz pulsada, la cera convencional, la orgánica, la vegetal, con pinza, con hilos, con crema, con gillete... Lo único que nunca ocupé fue el láser que se vende para usar en casa. Ningún vendedor supo convencerme... y eso que tenía ganas de invertir.
Creo que hay un método para cada parte del cuerpo, y hay edades también. Hay niñitas chicas (diez años) que se hacen depilación láser y los centros estéticos juran que no hay ninguna contraindicación. No se si me atrevería a llevar a una hija mía.
Yo sigo ocupando cera para el cuerpo, porque todavía no logré dar con alguien que me garantizara la efectividad del láser con mi color de pelo. Para la cara a veces uso crema, a veces pinza, a heces hilos y a veces cera, aunque sé que es lo menos aconsejable (por el tirón la piel se va soltando y con el tiempo, se nota).
Si nunca probaron la depilación con hilos les diré que se están perdiendo el secreto mejor guardado de Santiago. Bobi, una esteticista que trabaja con María Olga Estrada, es seca. Casi no duele, y realmente te cambia la cara.
Ahora quedé intrigada con el Veet sensitive touch, una maquinita muy al estilo Japi Jane que sirve para pequeñas zonas del cuerpo y de la cara, y que trae un cabezal especial para cejas. Se acaba de lanzar y siento que es un nuevo básico del cosmetiquero. Un category creator, de esos que me gustan. Mil veces más estético y femenino que una maquinita de afeitar, y te saca de los mismos apuros.
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