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Por qué empecé a tomar colágeno


Hace años comencé a interesarme por la llamada cosmética comestible, o nutricosmética. Siempre me pareció lógico que, si los mismos componentes que se ocupan en las cremas o sueros de manera tópica se pueden tomar, el resultado debería ser distinto y posiblemente mejor o más rápido.


El problema es que soy muy mañosa, entonces todas las veces que me han ofrecido probar estos preparados beautypoderosos dije que no. Casi todos tienen consistencia lechosa o tipo yogurt, y nada de eso forma parte de mi dieta habitual. Feliz comería una hamburguesa anti age, una pizza… pero un batido ni loca.


Lo mismo me pasó con el colágeno líquido. Viene en una botella bastante fea, y aunque muchísima gente que conozco lo toma, a mí siempre me dio asco. Regalé cada envase que me mandaron a pesar de ser consciente de sus beneficios.


El bichito me picó a fin de año, cuando Harper´s Bazaar España publicó un reportaje sobre sus adeptos y estaban Madonna, Jennifer Aniston y Cameron Diaz. Tres mujeres que para mí tienen los años demasiado bien llevados.


El colágeno es una proteína y tiene una doble función: es responsable de la cohesión de tejidos y órganos, y además aporta resistencia, flexibilidad y elasticidad a esos tejidos. Por eso, a medida que el cuerpo produce menos (a partir de los 35 años), todo se empieza a caer. Leí que a los 40 la producción es la mitad que durante la adolescencia y me pareció un dato muy deprimente como para compartirlo.


Así que cuando hace poco más de un mes me ofrecieron unas cuantas botellas de regalo para contar mi expericia dije que sí… pero al final me arrepentí y nunca las fui a buscar. Pensé que hasta ahí llegarían mis ganas de sumarme a esta tendencia, pero el otro día en el lanzamiento de WellMed probé con total desconfianza el de la marca Silk (alemana) y resulta que no era tan asqueroso.


Tiene un sabor como a manzana verde mezclado con remedio de guagua, pero es absolutamente tomable y si un tercio de los resultados que promete son ciertos, la verdad es que vale la pena porque ni siquiera es tan caro. (Se vende en Wellmed y en farmacias Knopp)


Contiene peptidos bioactivos de colágeno naturales de VERISOL®, especialmente optimizados para aplicaciones de belleza.

Según la misma marca, al cabo de 8 semanas yo debería notar: -Reducción de arrugas en un 32% -Aumento de la producción de pro-colágeno en un 65% -Aumento de la elasticidad en un 15% -Aumento de Elastina en un 18%


Creo que son resultados un poco pretensiosos, pero más allá de los porcentajes estoy segura de que tomar conciencia de las necesidades del cuerpo y asumir que las cremas solas ya no alcanzan es un excelente comienzo. Y haber vencido el asco me tiene muy orgullosa. Siento que maduré.














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