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Así se elige la base

Algunos dicen que la base es el primer paso del maquillaje. Otros, que es el último paso del tratamiento. Esto, porque en los últimos años gracias a los avances de la tecnología además de unificar el color de la piel, también ayudan a hidratar y retrasan la aparición de manchas y arrugas. Y en su gran mayoría también tienen factor de protección solar.


Cuando la piel ya no es la de los 30, elegir la base correcta es esencial. El secreto está en la textura. No soy maquilladora, pero en mi experiencia hay básicamente dos alternativas: las de textura líquida que tienen cobertura liviana (son mis favoritas pero igual se nota la edad) o las más cremosas, de cobertura media. Las de cobertura total las detesto porque se ve muy artificial (tipo los youtubers que miran mis hijas) y las que son en polvo lamentablemente se estacionan en las arrugas y hay que ser experto para que no se note.


Todas las marcas tienen opciones, y dentro de mi top five están la línea Teint Miracle de Lancôme que fue mi elegida por años, Waterweight de MAC que es la que uso a diario, Perfection Lumière Velvet de Chanel (tiene acabado aterciopelado y me fascina para la noche), Airflash de Dior, y la nueva base de La Mer que una vez usé del cosmetiquero de Carla Gasic y quedé en shock.


Creo que pasados los 40 años invertir en una buena base realmente vale la pena. Primero, porque habitualmente nuestro día empieza súper temprano y termina tardísimo. Saber que no necesitamos retocarnos a cada rato y que no se va a craquelar es importante.


Segundo, porque como expliqué, las buenas bases tienen componentes que ayudan a prevenir el envejecimiento y también el daño solar.


Y tercero, porque hay montones de otros maquillajes en los que podemos ahorrar, como por ejemplo las máscaras de pestañas (las de Maybelline son imbatibles) o los delineadores (el super liner de L´ Oréal Paris es atómico).






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