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Chanel by the sea


No puede ser casualidad. Hasta la temporada pasada, una de las marcas más exclusivas y aspiracionales del mundo tenía un único puesto asignado a Chile para sus desfiles. Y en rarísimas excepciones, dos o tres. Nunca más que eso.


Por supuesto se asignaban a las revistas de papel couché o a las de mayor circulación (esas que algunos todavía llaman suplemento como si fuera algo despectivo).


Pero ayer el káiser de la moda presentó la colección SS19 en el Grand Palais, como siempre, y conté más de cinco chilenos. Nada es casual en esta industria...


Creo que la diversidad, inclusión, o el nombre que más les guste para definir lo que está pasando en relación a los cánones estéticos, tiene también directa relación con la apertura en términos de geografía. Así como las asiáticas y las rusas se apoderaron del street style y se convirtieron en acumuladoras compulsivas de seguidores y likes, tal vez ahora nos toca a nosotros. El mundo mira a Latinoamérica. Eso es real.


Países que antes ni siquiera existíamos para las grandes etiquetas de la moda ahora tenemos un lugar. Tal vez no en front row, pero hacia allá vamos.


¿La colección? Amarillo brillante, arena dorada, beige bronceado azul mar. Una paleta de colores que fue el match perfecto con la idílica escenografía. Chifón, plumetí, el icónico tweed, encaje, demim, cuero y poplin desfilaron por la playa más glamorosa de este fashion month.


Muy en sintonía con el comeback noventero, Chanel mostró chaquetas con hombros anchos y mangas acampanadas, faldas cortadas por el costado y pantalones oversize. Los monos con patas XL contrastaron con los looks de chaquetas cortas y minivestidos de tweed.


Una propuesta absolutamente usable y aterrizada (para bolsillos bendecidos), que una vez más terminó en una ovación de pie para Karl Lagerfeld.








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