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Un toro en el spa

Los zapatos simbolizan el trabajo. El camino, que a veces es fácil y otras lleno de obstáculos. Y el rojo es por la fuerza y la pasión. Zapatitos rojos se llama el centro que tienen en Providencia y Casa zapatitos el spa que acaban de inaugurar en La Dehesa.


Jovani Apablaza y su novia Karen crearon un oasis en la mitad de Los Trapenses. Una casa refaccionada sobre Camino Central donde dieron vida a su sueño. Él es ingeniero comercial y tiene una larga carrera en retail. Ella trabajó durante años en el spa del hotel W. Cuando se juntaron, hicieron ‘click’.


Jovani estudió astrología (entre otras miles de cosas) y ese siempre había sido su lado B. Era difícil decidir una estrategia de ventas basándose en los astros... Aunque alguna vez lo intentó y le fue bien.


Ahora invirtió el juego y logró dar rienda suelta a su pasión. Él es el astrólogo. Y Karen se ocupa de las terapias.


El lugar es una maravilla, una planta entera con comedor, sala de té, sauna, tinas que miran hacia el jardín, gabinetes para masajes y tratamientos faciales, y sillones increíbles para manos y pies. Hay hamacas, espacios de relajación y un jardín enorme con piscina. En la entrada, una pizarra escrita con tiza que da la “bienvenida a nuestra casa”.


Primero partimos con las cartas. Saqué tres. Y al ver los dibujos sin ningún tipo de conocimiento imaginé que mi suerte era un desastre: un hombre tirado en el suelo rodeado de pájaros, un barco en altamar y una fogata. “Me comen los buitres, me tiran al mar y queman lo que queda de mí”. Súper pesimista mi teoría… Pero resulta que esas cartas, me explicó Jovani, hablaban de mis miedos.


Hay tres tipos de miedo: el del cobarde, el del terrorista y el del valiente (el mío). Me dijo que es hora de confiar en mí y de proyectar seguridad. Soy un toro (Tauro) y en mis números se lee mi voluntad y perseverancia. También supo que detesto la gente que avanza poniendo el pie encima del otro y que prefiero mil veces ganar las cosas por mérito propio que por azar. Bastante acertado para alguien que no me conoce.


Después pasé al baño de tina con sales y pétalos de rosa y terminé con un exquisito masaje descontracturante de cincuenta minutos.

Se puede ir por $19.990 (la entrada con circuito de agua) y si uno quiere puede comprar una membresía por seis o doce meses.


Estoy pensando seriamente en la posibilidad de pedir asilo y mudarme con ellos. Volvería todos los días de mi vida. Y ahora quedé metida con eso de las cartas... Ya que no me comieron los buitres y tampoco lograron hundirme, es hora de sacar el toro que hay en mí!



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